martes, 10 de mayo de 2011

LA MANO DEL VIOLINISTA
Ficha técnica
Autor: Giacomo Balla
Obra: La mano del violinista
Fecha: 1912
Lugar: En la casa de Löwnstein
Dimensiones de la obra: 56x78,3 cm.
Soporte: oleo sobre lienzo
Precisiones técnicas: pintar temas del futurismo: la dinámica y la velocidad.

El futurismo es un movimiento literario y artístico que surge en Italia en el primer decenio del S.XX mientras el Cubismo aparece en Francia. Marinetti, proclama el rechazo frontal al pasado y a la tradición, defendiendo un arte anticlasicista orientado al futuro, que respondiese en sus formas expresivas al espíritu dinámico de la técnica moderna y de la sociedad masificada de las grandes ciudades.                                                                                                                           Intenta plasmar diversos ritmos con la repetición de algunos elementos del cuadro como el de la mano izquierda que se repite cinco veces, el arco se repite aproximadamente 10 veces y aparecen 4 violines,  con estas repeticiones intenta dar una sensación dinámica y de velocidad. La representación en óleo sobre lienzo no es la más adecuada para representar el futurismo ya que es una técnica muy antigua.


Giacomo Balla

Biografía
Pintor italiano, uno de los principales artistas del movimiento futurista italiano. Comenzó su carrera como pintor realista, pero en 1910 se encuadró dentro del estilo futurista al firmar el Manifiesto técnico de los pintores futuristas. En obras como Dinamismo de un perro con correa (1912, Galería de arte Albright-Knox, Búfalo, Estado de Nueva York), Balla intenta representar a un tiempo el movimiento y la velocidad, algo que los futuristas consideraban como la esencia de la civilización moderna. En la década de 1930 retornó a la pintura figurativa
Descripción
La mano del violinista fue creada por Giacomo Balla nacido en Turín el 18 de julio de 1874, Roma, fue uno de los fundadores del movimiento futurista. Estudió en la escuela de dibujo nocturna de Turín, trabajó como retratista en Roma. 
La idea del cuadro le apareció cuando estuvo decorando la casa de Löwnstein, que era un violinista aficionado, el estudio consistía en la mano de un violinista y el arco en movimiento, para conseguir esta sensación emplea unas líneas de colores que se sitúan unas paralelas a otras. Los colores que emplea son, amarillos, ocres y marrones, con trazos de turquesa, azul, naranja, violeta y rosa. El ritmo del violinista representa la concepción más madura de la idea de Boccioni sobre la relación del objeto y el ambiente, y esto lo consigue fundiendo este objeto con el fondo. 
Utiliza la composición para crear la simulación de una secuencia de imágenes, y observar lo que realiza el violinista, provocando así que la pintura parezca que esté en movimiento.
Después de este trabajo, La mano del violinista, da un enorme vuelco y genera su propio camino logrando concretar pictóricamente las literarias proclamas futuristas.
Siempre destacó en su obra el movimiento, la multiplicación de las formas y el análisis de la luz.

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